Estudio de asociación genómica de fenotipos de depresión en Biobancos del Reino Unido

Hoy les comparto una investigación recientemente publicada que explora las asociaciones entre un grupo de genes y la depresión, pero que en lugar de utilizar muestras clínicas, toma los participantes de un Biobanco 

Trastorno depresivo mayor e inflamación cerebral

Investigaciones recientes del Centro para adicciones y salud mental de Canadá, muestran cambios cerebrales luego de sufrir por años un trastorno depresivo. El trabajo de Setiawan et al. (2018) evidencia que las personas que sufren de trastornos depresivos por más de una década sin someterse a tratamiento, tienen mayor inflamación cerebral en comparación con quienes han sufrido el mismo trastorno, sin tratamiento, por menos tiempo.

Emociones y salud

Históricamente la relación entre emociones y salud se ha centrado en probar que las primeras contribuyen directamente a causar la enfermedad y/o a su progresión. Ciertamente, las investigaciones demuestran que, por ejemplo, la ansiedad o la depresión experimentadas por largo tiempo dañan el sistema cardiovascular y deterioran el funcionamiento del sistema inmunológico.

Cómo afecta el estrés a los circuitos neuronales

A pesar del extraordinario desarrollo del conocimiento en neurociencias y, con ello, la demostración cada vez más contundente de las bases biológicas del comportamiento, el manejo de este conocimiento por parte de los Psicólogos todavía no es lo deseable que se quisiera. No se trata de ser reduccionista, del lado biologicista, y atribuirlo todo a los genes y la biología, pero tampoco irse al lado psicologista, y atribuir toda conducta a dinámicas intrapsíquicas e interacciones sociales sin que el cuerpo desempeñe ningún papel. Aunque la diatriba Nature vs. Nurture sigue viva, estoy segura de que podemos encontrarnos a mitad del camino, siguiendo aquella máxima de mi maestro Jesús Salas-Auvert: Ni tan calvo, ni con dos pelucas.